Cuentos para todo el mundo



Cómo ultima parte de esta experiencia de aprendizaje y teniendo en cuenta mi profesión cómo bibliotecaria, mi aportación iría dirigida a la inclusión de niños sordos en las actividades de la biblioteca

Me acuerdo cuando estudiaba biblioteconomía que el Manifiesto de la UNESCO sobre la biblioteca pública de 1994 decía:

Los servicios de la biblioteca pública se prestan sobre la base de la igualdad de acceso para todas las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social...

Entre las Misiones del Manifiesto, he de destacar la primera como esencia de los servicios de la biblioteca pública:

Crear y consolidar los hábitos de lectura en los niños desde los primeros años.

Y es verdad, me doy cuenta, que cuando se diseñan las actividades y especialmente el cuentacuentos, nunca se piensa en este colectivo que se está excluyendo por el hecho de tener una discapacidad, se está excluyendo culturalmente a una parte de la población, que como biblioteca debería estar integrada y formar parte de la población a la que presta sus servicios. Vemos como a día de hoy, las personas con diversidad funcional sufren la exclusión cultural y la escasez de la accesibilidad universal en el ámbito de la atención cultural de las bibliotecas.

Para llevar a cabo esta tarea deberíamos contar con una intérprete de signos en cada uno de los cuentacuentos que se hagan, así como en las diferentes actividades programadas para los niños y contar con el apoyo y asesoramiento de la ONCE. 

Además esta actividad concreta de cuentacuentos, se podría complementar con otras dirigidas a la formación, orientación y servicios dirigidos a las diferentes discapacidades sensoriales, con el objetivo de acercarlas a todos los usuarios, que conozcan otras realidades y sobre todo, integrar y dar acceso a estas niñas y niños a la biblioteca como espacio integrador y cultural

En definitiva, resulta necesario favorecer la accesibilidad en la planificación bibliotecaria y en las políticas a desarrollar en nuestra biblioteca, adecuando los nuestros servicios para facilitar una atención en igualdad de condiciones a toda la población.

Finalmente me gustaría concluir esta entrada destacando la idea:

Un cuento adaptado puede servir a cualquier niño, un cuento no adaptado excluye a niños y niñas con discapacidad. 

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